San Vicente, Patrón de los Viticultores del mundo.

Vicente fue uno de los últimos mártires de la época romana. El prefecto Daciano vino a Hispania, y las iglesias fueran arrasadas y los libros sagrados echados al fuego. Se ordenó el encarcelamiento de todos los jefes de la Iglesia e intentaron que se les sacrificase en honor de los dioses paganos. A los que se negaran se les daría tortura sin limitación.
Daciano detuvo a Vicente en Zaragoza y por temor a disturbios, le trasladó a Valencia y allí le sometió a martirio pues lo torturaron, con fuego y pinzas de hierro. Vicente mantuvo la entereza de aguantarlos hasta que le llegó la muerte.

San Vicente, danos la abundancia en nuestras cosechas!

“¡San Vicente, danos la abundancia en nuestras cosechas!”

Cada 22 de enero, los viñateros elevan esta oración a su santo patrono para obtener una cosecha copiosa y de calidad. Desde su martirio en el siglo III, durante la gran persecución de Diocleciano (304), este archidiácono de Zaragoza es solicitado y festejado.

El culto a San Vicente se propagó enseguida: San Agustín en Africana, el Papa San León en Roma, San Ambrosio en Milán, San Isidoro en Sevilla y el propio San Bernardo, le recordaron. En la Roma medieval tres basílicas estaban dedicadas a San Vicente. Aquí cerca, es el patrón de Malón, y tiene capillas en Ágreda, y en muchos otros lugares.

En el año 541, los reyes francos Childeberto y Clotario, en la guerra que mantenían contra el rey visigodo Amalarico, llegaron a someter a sitio a la ciudad de Zaragoza durante siete semanas, y los zaragozanos, para intentar librarse de ellos, se sometieron a un ayuno riguroso y salieron en procesión penitencial por los muros de la ciudad. El Obispo de Zaragoza iba en cabeza portando la túnica de San Vicente Mártir, que se guardaba en la ciudad, seguido por los hombres y mujeres de Zaragoza; los primeros con cilicios y las segundas con mantos negros y la cabellera suelta y cubierta por ceniza, implorando la misericordia divina. Los francos levantaron el sitio a Zaragoza a condición de llevarse la túnica de San Vicente, como reliquia de gran valor.

Fuente: PlazaNueva

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